La consigna del día es: un libro que te haya sorprendido por malo.
¡Qué compromiso! Sobre todo cuando una trata de convencerse de que no hay libros malos, sino que hay libros para cada quien... como quien dice que para gustos, los colores.
Pero ¿qué es un libro malo?
¿Un libro que hace apología? Como aquel que incendié...
¿Un libro cuyo contenido no me seduce? Como aquel del premio nobel que me provoca sueñito...
¿Un libro cuyo contenido no me sirve ni para divertirme? Como los de Jorge Bucay...
Mi concepto de libro malo es que, para empezar, esté mal escrito. Y esto de mal escrito no apunta solo a que tenga una falta de ortografía o gramatical que puede habérsele pasado al corrector de estilo (aunque habría que asesinarlo igual). Un libro mal escrito es aquel que está mal contado. Aquel en el cual su autor no supo aprovechar los recursos de una historia que pudo ser buena si se hubiese tomado la molestia de trabajarlo. Un libro relleno. Con una historia que pudo contarse en cuatro renglones pero se infló con descripciones que no venían al caso y accesorios y trucos que no alcanzan a darle sustancia. Una historia en la que se cometen errores imperdonables de coordinación o ambientación (cuando su autor ya está supuestamente capacitado para no cometerlos) y encima se vende como si fuesen chocolates al mayoreo.
Con esta definición en la mano puedo decir que un libro que me sorprendió por malo fue:
Si está en una librería y este libro se le aparece frente a los ojos: ¡huya! los Iluminati pueden tentarlo, pero después se va arrepentir. =)
1 comentario:
Para mi un libro malo fue "los papeles del agua" de Antonio Gala, durante más de la mitad del libro no sabes lo que estas leyendo. Besitos, Mariona
Publicar un comentario