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viernes, 30 de septiembre de 2011

El reto de los 30 libros - día veintiocho

La consigna del día es: uno que lo haya asustado.

Supongo que con esta consigna se espera que uno ponga aquí el título de un libro de terror. Pues no tengo ninguno. Leí varios libros de terror, terroríficos, pero no han llegado al punto de asustarme mientras los leía. Imagino que tiene que ver con el nivel que cada quien tiene de fabricar los monstruos dentro de la cabeza.

Mis monstruos son más bien de carne y hueso. Por eso voy a elegir algo que puede que a los demás les parezca insólito. Un poco por el género (más realista que de terror), un poco por mi militancia política (es sabido que popularmente hay cosas de las que no se hablan, sobre todo cuando pueden ensuciar aquello que embanderamos).

Pero yo voy a hacer lo que mi conciencia me dicta. Y mi conciencia me dice que no hay cosas de las que no se hablan. Que si no hablamos de esas cosas, es probable que vuelvan a ocurrir. Y yo no quiero que ocurran, porque mis pensamientos políticos son puros y sanos y hay prácticas que repruebo aunque las pongan en marcha los que dijeron pensar como yo. Sé que para muchos de los de mi partido soy "un clavo en el culo". Ni me avergüenzo ni me jacto de ello. Siento si hay quienes piensan que hay que señalar con el dedo cuando lo hacen otros y esconder la mano cuando lo hacen los nuestros. Lo siento porque es una estúpida manera de justificar lo injustificable.

Con semejante prólogo por delante, para este item hoy elijo:

El incendio y las vísperas, de Beatriz Guido.




Es un libro duro que empieza blando. Que en el arranque parece ser un relato de amor ambientado históricamente. Luego, uno se da cuenta de que es al revés: es historia ambientada en un romance.

El momento en que lo político irrumpe en el ámbito de la vida privada es la base de la trama de el incendio y las vísperas. La historia comienza un 17 de octubre, fecha significativa en la que también comienza el derrumbe de una familia aristocrática. En esta novela se despliegan los múltiples esfuerzos que realizan los personajes -y los que realiza la familia en conjunto- para sobrevivir día a día a una realidad que ya no los apaña.

El incendio del Jockey Club es la escena culminante del relato, situado en lo que fue, para una parte de la burguesía, la amenaza del peronismo. En la escritura de Beatriz Guido el fuego cobra múltiples significados, y es la metáfora de un clima social en tensión. El testimonio crudo que conforma esta novela lleva la marca de una escritora que hizo historia.




Beatriz Guido fue una novelista argentina miembro de la Generación del 55 (también llamados «parricidas»).

Su obra -muy marcada por la fascinación con la religión católica- se centra en el análisis dramático de la realidad socio-política nacional, la introspección psicológica de sus personajes oprimidos y en cuestionamientos a las represiones sexuales hacia los jóvenes, imperantes en las clases altas y pequeño-burguesas argentinas.

Junto a Silvina Bullrich y Martha Lynch fue una de las tres novelistas argentinas más leídas de su época.Escritora polémica. Abiertamente antiperonista: la publicación de su novela El incendio y las vísperas, donde se detallan los abusos de los dos primeros gobiernos peronistas para con sus adversarios políticos, le valió ser catalogada como gorila (antiperonistas).

En 1984, con la vuelta de la democracia, fue designada agregada cultural de la embajada argentina en España.

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